viernes, 30 de marzo de 2007

POEMAS DEDICADOS A CAROLINA

Entre los años 1978 y 1980 escribí una serie de poemas dedicados a mi hija Carolina que nacería posteriormente en septiembre de 1980. Intenté que fuesen poemas para niños, para que los pudiesen leer ellos y para que Carolina los pudiese leer y entender fácilmente. Por aquella época leí algunas cosas de Gloria Fuertes la cual me dio la idea para escribirlos de esta manera.
Por desgracia no conservo la mayoría de ellos. Sólo he podido recuperar estos cuatro que conservo con gran cariño.
Su madre pudo sentirla en su vientre antes de nacer pero yo la sentía ya dentro de mi corazón. Después ...nació y ahora la queremos cada día más.
Gracias a Quintina, su madre, por haberme ayudado a hacer realidad nuestro sueño.
Os quiero
Paco

CAROLINA TIENE FRÍO

Parece un ovillo de lana,
un revoltijo de seda y miedo.
Sus ojos de porcelana
se ocultan tras sus cabellos.
Tiene carne de gallina
y su vestido pequeño
le llega hasta las rodillas.
No te asustes Carolina,
es un viento pasajero,
no es malo, llegó anoche
y se irá mañana
por una ventana
o quizás en un coche
de colores y serpentinas.
No te asustes Carolina
que viene a contarnos un cuento
( es nuestro viejo amigo el viento )
de unos niños que soplando y soplando
se fueron con él volando.

Paco, 30-X-1979

jueves, 29 de marzo de 2007

A CAROLINA

Como un platerillo de algodón y fantasía
corretea de aquí para allá
escapándose de sus dedillos aterciopelados
estrellas que pudieran ser
de alguna princesilla despistada.
Quizás de Margarita.
Si Rubén la viera ... seguro que le contaría algún cuento.
Es como un verso saltarín,
una delicada metáfora de ojos azules.
Sus cabellos sólo riman con los de su madre,
son un arpa perfecta de tiernas
canciones de cuna.
Sus arpegios infantiles retoñan en el aire:
la primavera puede sentirse orgullosa.
Lleva un vestido blanco,
sin otras ornamentas que su nombre serpenteando
a la altura de su corazón.
¡ Qué bonita caja de música !
Carolina es muy pequeña,
ni siquiera tiene años.
No tiene edad
pero la podemos ver
¿ A qué sí ?
Ahí está, en su parque, en nuestro parque,
con su ramillete de dedillos
intentando abarcar los máximos sueños posibles.
Ven, Carolina... Y viene, azarosa, a trompicones,
con su vestidito al viento semejando
una campanilla de frágil nácar.
Dejando ver sus rodillas bañadas de arena,
repletas de juegos.

A su mamá, con todo cariño
7 de mayo de 1979

CAROLINA Y EL MATAMOSCAS

Vaya verano insolente
que hace sudar a la gente.
Carolina y sus papis
querían unas vacaciones guapis
y se pasaron de rosca
porque en pleno mes de agosto
se les perdió el matamoscas.
¡ Qué disgusto...!
Ya no se está tan a gusto:
moscas, mosquitos, moscones...
Vaya vacaciones locas
buscando por los rincones
el dichoso matamoscas.
Ni debajo del sofá,
ni debajo de la silla,
ni siquiera en el desván...
¿ Y bajo la mesa camilla ?
Tampoco.
No te comas el coco,
Carolina.
Ni detrás de la nevera,
ni en la cocina,
ni detrás de la palmera
que no le gusta a Quintina.
¡ Qué misterio misterioso,
con el matamoscas dichoso !
¡ Qué curioso !
Y las moscas impertinentes,
¡qué valientes !
Molestan por la mañana,
cuando sales de la cama.
Molestan a mediodía
cuando comes la sandía.
Y por la tarde en la siesta
también molestan.
Las espanto con la mano.
¡ Qué mareo !
¡ A ver si acaba el verano
y se van de veraneo !


La Roda, verano de 1979

CAROLINA Y EL ELEFANTE

El elefante se ducha
con su trompa trompetera,
poniéndola de regadera
después de quitarse las babuchas.
Mi elefante no necesita bañera
para darse un chapuzón,
ni tampoco un buen jabón,
ni una toalla playera.
¿ Has visto que nariz elegante
balancea el elefante ?
Por la mañana se va al río
a saludar a la trucha
y al hipopótamo, su amigo,
y con su nariz de manguera
ducha a la familia entera.
Mira los elefantillos
que huyen del chaparrón,
prefieren jugar al balón
y no mojarse los tobillos.
Hay que ver como le encanta,
Carolina está radiante.
¡ Adiós señor elefante !
¡ Adiós señora elefanta !

Paco, 16-XI-1979