jueves, 29 de marzo de 2007

A CAROLINA

Como un platerillo de algodón y fantasía
corretea de aquí para allá
escapándose de sus dedillos aterciopelados
estrellas que pudieran ser
de alguna princesilla despistada.
Quizás de Margarita.
Si Rubén la viera ... seguro que le contaría algún cuento.
Es como un verso saltarín,
una delicada metáfora de ojos azules.
Sus cabellos sólo riman con los de su madre,
son un arpa perfecta de tiernas
canciones de cuna.
Sus arpegios infantiles retoñan en el aire:
la primavera puede sentirse orgullosa.
Lleva un vestido blanco,
sin otras ornamentas que su nombre serpenteando
a la altura de su corazón.
¡ Qué bonita caja de música !
Carolina es muy pequeña,
ni siquiera tiene años.
No tiene edad
pero la podemos ver
¿ A qué sí ?
Ahí está, en su parque, en nuestro parque,
con su ramillete de dedillos
intentando abarcar los máximos sueños posibles.
Ven, Carolina... Y viene, azarosa, a trompicones,
con su vestidito al viento semejando
una campanilla de frágil nácar.
Dejando ver sus rodillas bañadas de arena,
repletas de juegos.

A su mamá, con todo cariño
7 de mayo de 1979

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